En un mensaje a través de redes sociales, Milei calificó la situación como un “baño de sangre” y acusó a Kicillof de mantener una “doctrina prodelincuentes”, responsabilizándolo directamente por el aumento de la criminalidad.

La medida de Milei, que se alinea con las estrategias de seguridad implementadas por el exalcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, y el economista Gary Becker, apunta a aplicar una política de “tolerancia cero” en la provincia. “Si le interesa el bienestar de los bonaerenses, córrase del camino y déjenos intervenir la provincia”, sentenció el presidente, instando al gobernador a renunciar para que la Nación tome el control y termine con la violencia.

La disputa se intensificó después de que Kicillof, en el contexto del crimen de Kim Gómez, criticara la falta de recursos enviados por el Gobierno nacional y acusara a Milei de “abandonar a los bonaerenses” tras la eliminación del Fondo de Fortalecimiento Fiscal del distrito. En su intervención, Kicillof también rechazó el uso político del crimen de la niña, condenando la actitud de algunos dirigentes que “lucra con el dolor”.

El crimen de Kim Gómez, que conmocionó a la provincia, fue perpetrado por dos menores de edad que, tras robar el vehículo en el que se trasladaban la niña y su madre, arrastraron a Kim durante 15 cuadras. La brutalidad del hecho generó una nueva convocatoria a una marcha en busca de justicia, que se llevará a cabo este viernes en el Fuero Penal de la capital bonaerense.

Mientras las tensiones entre Milei y Kicillof continúan escalando, la inseguridad se mantiene como uno de los temas más candentes en la agenda política de la provincia, a solo días de la Asamblea Legislativa donde el presidente buscará avanzar con su agenda de reformas.