La expresidenta dejó un claro mensaje para apaciguar la disputa interna y formuló duras críticas a las políticas del presidente, a quien le pidió “un golpe de timón”.

En el primer discurso desde que dejó el poder por última vez, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner pidió bajar el tenor de la disputa interna en el peronismo bonaerense y enfocarse en la crítica a las políticas del presidente Javier Milei, un objetivo al que dedicó, casi, la totalidad de su discurso.

La exmandataria reapareció en Quilmes, municipio gobernado por Mayra Mendoza, una referente de La Cámpora y muy cercana al líder de esa agrupación, Máximo Kirchner. La excusa: la inauguración de un microestadio que se llama Presidente Néstor C. Kirchner.

Al pedir centrarse en la crítica a Milei, la exdiputada reprochó a camporistas y axelistas que “están discutiendo para cambiar la vida de los dirigentes, no de la gente”. Dijo que lo que hay que hacer es estudiar y explicar las políticas que puso en marcha el Presidente y que “si todos supiéramos y estudiáramos más podríamos defender mejor las cosas”.

Después, enfatizó que cuando ella citó a Juan Perón para pedirle a los dirigentes del peronismo que tomen el bastón de mariscal “no era para dárselo en la cabeza a otro compañero”.

De ese modo, CFK optó por evitar una escala de la interna, algo similar a lo que hizo el propio Kicilof -presente en Quilmes- quien en dos discursos previos esta jornada criticó a Milei sin hacer alusiones a la interna.

Por otra parte, la Expresidenta dedicó la práctica totalidad de su discurso de poco más de una hora a criticar a Milei y sus políticas: a la ideología del presidente la llamó “anarco colonialista” y a quien le pidió “un golpe de timón”.

“Cuando escuché al Presidente congratularse por el superávit público del primer trimestre y resulta que no pagaste la energía, las obras públicas, y le debés a las provincias y a las universidades… No hermano, no tenés superávit. Mirá todo lo que debés”, apuntó la exvicepresidenta durante su discurso en el que le pidió al mandatario un “golpe de timón” de las políticas económicas del Gobierno.

“Es un superávit que no tiene sustento. Creer que en la Argentina el problema es el déficit fiscal es no entender el país, la economía y el mundo”, continuó la exmandataria a lo largo de su alocución en la que también cargó contra una “falta de plan de estabilización” económica.

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