Según informó el INDEC, una familia integrada por una pareja y dos niños necesitó de $177.063 para no ser considerada como pobre y $80.483 para poder superar el umbral más temido, el de la indigencia.

La Canasta Básica Total (CBT), que mide el incremento de precios de alimentos, servicios y transporte, registró en febrero un aumento mensual de 8,3%, lo cual significó que, en Argentina, una familia compuesta por dos adultos y dos menores necesitó de $177.063 para no caer por debajo de la línea de pobreza.

Asimismo, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) informó que la Canasta Básica Alimentaria (CBA) registró una suba de 11,7% en el segundo mes del año, por lo que el mismo grupo familiar necesitó $80.483 para poder superar el umbral de la indigencia.

Al igual que el índice de inflación, las cifras del informe del INDEC tuvieron un aumento marcado con relación a los registros de enero, cuando tanto la Canasta Básica como la Alimentaria crecieron un 7,2%.

Al darse a conocer el incremento de 6,6% en el IPC, el INDEC detalló que la división de mayor aumento en febrero fue alimentos y bebidas no alcohólicas, principalmente por la incidencia de los precios de carnes y derivados, y leche, productos lácteos y huevos.

Entre otros ejemplos arrojados por el organismo, un hogar de tres integrantes compuesto por una mujer de 35 años, su hijo de 18 años y su madre de 61 años necesitó en febrero un ingreso de $140.963 para no caer debajo de la línea de pobreza; mientras que necesitó de $64.074 para no caer bajo la línea de indigencia.

Un hogar de cinco integrantes, constituido por un varón y una mujer, ambos de 30 años, y tres hijos de 5, 3 y 1 año, requirió en febrero un ingreso mensual de $186.231 para cubrir las necesidades de la canasta básica; mientras que para no caer debajo de la línea de indigencia, dicho grupo familiar necesitó un ingreso de $84.651.

Cabe destacar, que la metodología que realiza el INDEC para calcular la canasta básica alimentaria se determinó tomando en cuenta los requerimientos normativos kilocalóricos y proteicos imprescindibles para que un adulto de entre 30 y 60 años cubra durante un mes esas necesidades.

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