Ruggiero relató que atraviesan momentos extremadamente difíciles, con una carga emocional muy fuerte y situaciones que, según explicó, jamás pensaron vivir. Recordó que si bien habían sufrido robos en otras oportunidades, siempre habían sido hechos menores y en sectores externos de la vivienda, como el patio o el fondo. Esta vez, remarcó, la irrupción fue directa al interior del hogar, lo que generó una sensación inmediata de miedo extremo, sin saber cuántas personas había ni qué podía pasar en los segundos siguientes. Esa incertidumbre, explicó, es la que todavía hoy cuesta procesar.
Desde el punto de vista legal, Rosselló explicó que se trató de una situación límite, en la que Rodríguez reaccionó frente a una agresión ilegítima, al percibir un peligro real e inmediato para su vida y la de su pareja. Detalló que el juez de Garantías, Nicolás Lamberti, resolvió otorgar un arresto domiciliario, una medida poco frecuente pero fundada en varios elementos clave: la ausencia total de antecedentes penales, su vida laboral estable, su arraigo en la ciudad y la conducta posterior al hecho. Subrayó que Rodríguez no intentó fugarse, entregó el arma y trató de asistir al herido dentro del estado de shock que atravesaba.
El abogado indicó que actualmente Rodríguez se encuentra detenido bajo la modalidad de arresto domiciliario y que en las próximas horas se le colocará una pulsera electrónica para el control de la medida. Permanecerá en esa condición hasta que se resuelva su situación procesal, mientras la defensa trabaja para reunir todos los elementos probatorios necesarios. El objetivo central, explicó, es acreditar que se configuró la legítima defensa, una causa de justificación prevista en el Código Penal que, de comprobarse, implicaría que no existió delito.
Rosselló aclaró que la legítima defensa no debe confundirse con la emoción violenta: se trata de un permiso excepcional que otorga el propio Estado cuando una persona no tiene otra alternativa para proteger su integridad o la de un familiar ante un ataque concreto. En este caso, sostuvo que se dan los requisitos exigidos por la ley, aunque remarcó que la decisión final no depende de la defensa ni del fiscal, sino del juez, una vez analizadas las pericias y el conjunto de las pruebas.
Durante la entrevista también se abordó el contexto general de inseguridad que atraviesa la ciudad. El abogado destacó el accionar de la policía de Necochea en este hecho puntual, señalando que trabajaron con rapidez y profesionalismo, pero advirtió que sin recursos suficientes es muy difícil sostener políticas efectivas de prevención. En ese sentido, planteó que la discusión excede este caso puntual y abre un debate más profundo sobre qué debe hacer una persona cuando, en plena madrugada, alguien irrumpe violentamente en su casa y pone en riesgo a su familia.
Tanto Ruggiero como Rosselló coincidieron en que nadie desea la violencia ni justifica una muerte, y que detrás de este episodio hay dos familias atravesadas por el dolor. Sin embargo, remarcaron que la sociedad también debe reflexionar sobre los límites de la defensa personal, el rol del Estado y las respuestas que hoy reciben los vecinos frente a hechos delictivos reiterados. Mientras tanto, la causa avanza, Rodríguez cumple el arresto domiciliario y la ciudad sigue atenta a un caso que reabrió un debate tan sensible como inevitable.