Desde la asunción de Javier Milei, el mercado laboral formal muestra un deterioro sostenido y cuantificable. Los datos oficiales procesados por CEPA a partir de registros de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT) indican que, entre noviembre de 2023 y septiembre de 2025, se perdieron 280.984 puestos de trabajo registrados.

Traducido a una escala cotidiana, se contabilizan más de 419 empleos por día, casi 18 por hora, desaparecidos durante los primeros veintidós meses de gestión.

En el mismo período, el número de empleadores con trabajadores registrados cayó de 512.357 a 492.223, lo que implica el cierre o la salida del sistema de 20.134 empresas, a un ritmo promedio de 30 por día. Más de una por hora.

El retroceso afecta de manera directa al entramado productivo y a la capacidad de generación de empleo formal. Los datos, vale recalcar, llegan hasta septiembre y no contemplan la aceleración de ese proceso que se dio, por ejemplo, durante el mes de noviembre.

En términos sectoriales, el impacto es desigual pero generalizado. La Administración pública lidera la pérdida de puestos de trabajo en valores absolutos, con 88.342 empleos menos, seguida por la Construcción, que perdió 77.383 trabajadores, y la Industria manufacturera, con una caída de 59.127 puestos. El Transporte y almacenamiento completa el grupo de sectores más golpeados, con 53.642 empleos destruidos.

Si se observa la evolución relativa, la construcción aparece como el sector más afectado: el empleo registrado cayó allí un 16,2% en menos de dos años. Transporte y almacenamiento (-10%) y los servicios vinculados a organizaciones y entes extraterritoriales (-7,6%) también muestran retrocesos profundos.

El achique del empleo convive con un proceso de debilitamiento del tejido empresario, especialmente entre las firmas pequeñas y medianas. El 99,6% de las empresas que dejaron de tener trabajadores registrados tenía menos de 500 empleados. Sin embargo, la mayor expulsión de trabajadores se concentró en las grandes compañías: casi el 70% de los empleos perdidos correspondió a empresas de más de 500 trabajadores, que redujeron su dotación en más de 195 mil puestos.

En términos prácticos, la dinámica del ajuste tiene una dimensión cotidiana difícil de ignorar. Mientras se discuten números macro y proyecciones de largo plazo, el empleo formal se achica minuto a minuto. En el tiempo que usted, lector, tardó en leer esta noticia, al menos una persona perdió su trabajo registrado en la Argentina.