Militante peronista de larga trayectoria en la ciudad, concejal y funcionario municipal y de organismos nacionales, el “Turco” Llarías explicó que la idea del libro surgió a partir de una situación familiar: “La hija de mi mujer me pidió que le hiciera una síntesis de la historia de Perón para lo que estaba estudiando. Le preparé algo; pero es difícil resumir la vida de Perón”. 

“Ahí empecé un trabajo de investigación; leí más de 50 libros, de autores muy conocidos y otros desconocidos”, relató en diálogo con Ecos Diarios.

Al autor señaló que, aunque siempre fue una persona de hablar mucho, la escritura lo ha acompañado durante toda su vida. “A mí, los que me conocen saben que soy muy charlatán y que me gusta hablar. Lo que no saben es que me gusta escribir. Yo escribí siempre todo lo que me pasó en la vida”, expresó.

Según explicó, uno de los principales objetivos de la obra fue humanizar la figura de Juan Domingo Perón, alejándose de visiones extremas o simplificadas. 

“Es una especie de cuento de la vida de Perón, donde humildemente trato de decirle a la gente que Perón fue un ser humano como todos, que tenía muchísimas virtudes, pero también tenía sus defectos y sus sinsabores. En la vida no le fue bien a Perón, generalmente porque no fue bien acompañado”, afirmó.

Juancito Sosa

En el libro, Llarías incluye anécdotas poco conocidas sobre la infancia y la juventud del líder justicialista. 

“Cuento anécdotas cotidianas de la vida, de cosas que le pasaron, como cuando conoció a Gardel, su infancia en la Patagonia, sus padres, cómo influyeron en él, que él no quería ser militar. Hay muchas cosas que no se conocen. Él había nacido dos años antes, fue Juancito Sosa hasta los 8 años”, detalló.

La investigación también abarca los años de exilio en España, durante su estadía en Puerta de Hierro. Para ese período, Llarías recurrió a distintas fuentes, entre ellas el libro de Juan Carlos “el Tata” Yofré. 

“Leí un libro del Tata Yofré que realmente es muy bueno; se llama ‘Puerta de Hierro’ y lo que él dice ahí está todo, así que ahí no hay cuento. También leí la novela de Tomás Eloy Martínez, del biógrafo personal Enrique Pavón Pereyra y de muchos más”, sostuvo.

En cuanto al posicionamiento ideológico de Perón, Llarías fue categórico: “En lo que nunca me equivoqué fue en expresar que Perón nunca fue de izquierda, tampoco fue un fascista. Perón tenía una Tercera Posición”.

Y consideró que ese enfoque fue uno de los factores que incidieron en su caída: “Esto influyó mucho en la caída de Perón, y si hubiera vivido Evita, no hubiera ocurrido el 55, estoy seguro”.

La ideología de Perón

Sobre el impacto de la muerte de Eva Perón, el autor reconoció que su percepción cambió tras la investigación. “Yo siempre decía que la muerte de Evita lo había afectado, pero no tanto. Me equivoqué. La muerte de Evita lo trastocó y tuvo un ministro que se aprovechó de sus debilidades. También lo cuento en el libro”, remarcó.

Aunque afirmó haber buscado la mayor objetividad posible, admitió que hay un pasaje del libro atravesado por su propia experiencia emocional. 

“Fui objetivo, porque yo soy militante, y es difícil hablar de la persona por la cual toda mi vida he militado. Fui subjetivo solamente en los últimos días de Perón, porque yo estaba estudiando en La Plata y militaba. Pero a mí lo que más me conmovió fue cuando lo vi en el cajón”, manifestó.

Respecto a su visión sobre la ideología de Perón, a partir de la investigación, señaló que está alejada del actual justicialismo. Llarías expresó su desencanto ante lo que considera un alejamiento del proyecto original. 

“Yo que soy militante de toda la vida, tristemente digo en el prólogo que hasta ahora hemos fracasado. Hemos tenido primaveras, pero en general no hemos encontrado el camino. Perón lo único que quería era una patria grande y un pueblo feliz, sin grietas. Muchos no lo entienden”, afirmó.

La escritura del libro demandó más de un año de trabajo, en condiciones poco convencionales. “Lo escribí en la época de la pandemia. Me llevó un año y pico armarlo. Yo no escribo a máquina ni en la computadora (…) Me costó muchísimo con mi mujer, que me ayudó a descifrar mis jeroglíficos”, contó entre sonrisas.

Llarías destacó el esfuerzo colectivo que permitió concretar la edición de la obra. “La cuestión monetaria tampoco es fácil; editar un libro cuesta dinero. Me ayudaron muchos amigos y pude concretarlo. Es un orgullo presentarlo”, concluyó.