La muerte de Leticia Lembi, periodista de 33 años conocida por su labor en medios locales y proyectos digitales vinculados al turismo y la cultura, volvió a exponer una problemática que Mar del Plata arrastra desde hace décadas: la existencia de escaleras, senderos y miradores totalmente desprotegidos en zonas de acantilado donde el flujo de visitantes es constante.
El hecho ocurrió este jueves por la tarde en Barranca de los Lobos, un sector agreste ubicado sobre la Ruta Provincial 11, famoso por sus vistas panorámicas y también por su falta de urbanización. Lembi cayó al vacío cuando intentaba tomarse una fotografía desde la escalera de cemento que bordea el acantilado, una estructura vieja, sin barandas y sin señalización en el punto exacto donde ocurrió la tragedia.
Desde el municipio de General Pueyrredon explicaron que en esa zona “la playa ya no existe” por la erosión marítima y, por lo tanto, no hay guardavidas ni servicios, lo que deja al lugar prácticamente fuera del alcance directo del Estado.
Las autoridades reconocieron que no está claro si la responsabilidad es municipal o provincial y admitieron que la escalera no tiene mantenimiento formal porque “no es una playa concesionada ni un balneario habilitado”.
La señalización, según indicaron, está colocada más cerca de la ruta y advierte sobre riesgos generales de acantilado, pero no existe ningún cartel en el acceso a la escalera, que se encuentra escondida detrás de una arboleda.
Pese al peligro, Barranca de los Lobos recibe visitantes durante todo el año: pescadores, turistas que buscan fotos, vecinos que recorren el lugar por sus paisajes.
La escalera, construida hace más de medio siglo, se mantiene sólida por el hormigón, pero está totalmente desprotegida. No tiene barandas, los descansos están deteriorados y el camino hasta llegar es irregular.
“Los turistas siempre van, no hay un solo cartel. La escalera tiene más de 50 años y jamás tuvo barandas”, contó un pescador habitual de la zona. Vecinos del área califican la situación como “abandono total”.
La tragedia abrió un debate urgente: ¿cómo puede ser que en un punto conocido, fotografiado y visitado no haya ni barandas, ni advertencias, ni un plan claro de mantenimiento?
Mientras el municipio avanza en nuevas concesiones de playas privadas, Barranca de los Lobos sigue sin control, sin servicios y sin una jurisdicción definida, a pesar de la enorme cantidad de personas que lo visitan cada verano.
La muerte de Leticia Lembi deja al descubierto una deuda histórica en materia de seguridad turística y de gestión de espacios públicos. Un lugar hermoso, sí, pero también peligrosamente abandonado.