En el marco de la investigación por la desaparición de Débora Bulacio, la joven oriunda de Barker que se encontraba alojada junto a su pareja en el Camping Miguel Lillo, el titular del establecimiento, Rafael Múgica Lázaro, ofreció su versión de los hechos en diálogo con el periodista Jorge Gómez,.
Ante las críticas recibidas por parte de la sociedad, Múgica Lázaro defendió la actuación del camping y aseguró que todo lo actuado se ajustó a los protocolos de seguridad habituales. “Tanto medios locales como nacionales están diciendo cosas que escapan a la realidad”, expresó, y relató paso a paso cómo se desenvolvieron los acontecimientos.
Según detalló, la pareja ingresó al camping el viernes por la mañana, aunque solo el hombre realizó el registro en la administración. “Débora no entró en ese momento al complejo”, aclaró. Contó que, por precaución, se les asignó un lugar cercano a la administración y con buena iluminación, “porque uno tiene algo de percepción de las cosas”, mencionó, recordando además que en los últimos años han debido intervenir en distintos episodios de violencia de género, aunque “ninguno terminó con una desaparición”.
A lo largo del día, la pareja fue observada recorriendo el predio, “entraban y salían con botellas de cerveza, pero sin generar disturbios”. Sin embargo, las cámaras registraron un momento de tensión cerca de las 22:50, cuando se los vio salir del baño y mantener una discusión. “Él la quiere abrazar y ella no se deja, entonces la agrede, la agarra del cuello y la tira al piso”, relató Múgica Lázaro. Minutos después, el sereno se acercó a Débora, quien se encontraba sola, le ofreció asistencia y notó que no presentaba signos de agresión ni pidió ayuda.
A las 23.15, las cámaras los volvieron a captar juntos, abrazados y tomando cerveza antes de retirarse hacia su carpa. “Fue la última imagen que tenemos de ellos dentro del predio”, señaló el titular.
Ya durante la madrugada, el sereno los observó fuera de la carpa, bebiendo y fumando. En las rondas siguientes, notó que ya no estaban en el lugar. Al amanecer, al apagar las luces del sector, vio un rastro que lo condujo hasta un alambre roto. “Pensó que nos habían robado”, explicó Múgica Lázaro, “porque la carpa estaba cerrada y nosotros no podemos ingresar a las carpas o casillas, ya que son propiedad privada”.
Mientras el sereno revisaba las cámaras, el hombre —identificado como Gutiérrez— reapareció caminando desde la playa, lo que hizo sospechar que había salido por el sector del alambrado roto. En ese momento, desde la administración advirtieron que Gutiérrez desarmaba la carpa y que Débora no se encontraba allí, lo que motivó el llamado inmediato a la policía. “Hasta ahí jamás hubo gritos ni alertas de los vecinos del sector”, subrayó.
Posteriormente, las cámaras registraron al hombre saliendo del predio a las 8.20. “Uno de nuestros empleados lo siguió en cuatriciclo hacia la zona del Kabryl, mientras dábamos aviso a la policía”, explicó. Sin embargo, los efectivos informaron que no podían intervenir sin una orden judicial.
“Queremos dejar en claro que dimos intervención desde el primer momento que vimos algo anormal. No nos desentendimos en ningún momento”, remarcó Múgica Lázaro, quien insistió en que toda la información que permitió reconstruir los hechos provino del camping. “Todo lo que está filmado y lo que se encontró fue gracias a nuestro trabajo. Por eso duele cuando se dice que no hicimos nada; fue todo lo contrario”.
El titular del Camping Miguel Lillo concluyó destacando que el establecimiento colaboró desde el inicio con la investigación y que su prioridad, ante cualquier situación de riesgo, “es siempre actuar con responsabilidad y dar aviso inmediato a las autoridades”.