

Desde que asumió, Rojas redujo la cantidad de funcionarios políticos, a contramano de lo que ocurrió durante el gobierno de Facundo López, del cual Vallota y Valiante fueron parte. En ese período, la planta municipal pasó de menos de 2.000 a más de 2.700 trabajadores, dejando un municipio desbordado y con las cuentas al borde del colapso.
La incoherencia de sus discursos va más allá. Mientras hoy se muestran como referentes del “anticastismo”, lo cierto es que integraron una de las gestiones más cuestionadas de la historia necochense, con funcionarios procesados por delitos graves como peculado, asociación ilícita, incumplimiento de deberes y malversación de fondos.
El festival de cargos inútiles de aquella época incluyó direcciones como Pesca, Juventud o Derechos Humanos, y hasta una “canciller” que viajó por el mundo con recursos municipales. Un catálogo de despropósitos que solo engordó la burocracia.
Vallota, además, carga con el recuerdo de los audios filtrados en los que presionaba a un sindicalista para asegurarse una banca en el Concejo, gesto que muchos calificaron como una maniobra extorsiva.
El intento de instalarse como la “renovación política” se derrumba frente a su propio pasado. Más que cortar con la vieja política, Vallota y Valiante parecen ser su retrato más fiel.