

El planteo, en los papeles, busca reducir la planta política y “jerarquizar” a los trabajadores de carrera. Hasta ahí, todo parece razonable. El problema es la falta de coherencia. Los mismos que hoy dicen defender a los empleados municipales son quienes ayer ocuparon, ocupan y seguramente ocuparán cargos políticos.
Por ejemplo, Mariano Valiante, actual concejal libertario, fue funcionario del exintendente Facundo López, y su nombre apareció vinculado a denuncias por manejos turbios de cooperativas. También está el caso de María Eugenia Vallota, exfuncionaria de López, asesora de Cristian Ritondo, candidata eterna y habitué de la rosca política. Si algo no puede negarse es que Vallota ha hecho de la política un modo de vida.
Vale recordar que durante el gobierno de Facundo López, del cual Valiante y Vallota fueron parte, había el doble de funcionarios políticos que en la gestión actual. Incluso se habían designado cargos que ni siquiera figuraban en el organigrama oficial, como directora de relaciones internacionales, director de pesca, director de derechos humanos o director de juventud.
El comunicado libertario habla de “una política de privilegios que le cuesta demasiado a los vecinos”, y remarca que en 2024 el 52% del presupuesto municipal se destinó al gasto de personal. Sin embargo, omite aclarar que gran parte de esa cifra corresponde a salarios de trabajadores de planta permanente, y no únicamente a funcionarios.
En definitiva, la propuesta libertaria parece otra jugada de marketing político: gritar contra la “planta política” mientras buena parte de sus dirigentes no han hecho otra cosa que vivir de ella.