

Por: Benjamín Vázquez
Eso fue lo que se vivió hoy en el Honorable Concejo Deliberante de nuestra ciudad. Bartolomé Zubillaga, el concejal que no hace mucho se disfrazaba de libertario, volvió a vestirse de kirchnerista en plena sesión, al citar, nada menos, que a Néstor Kirchner para justificar su posición.
“Vamos a mantener el equilibrio fiscal. No se puede gastar más de lo que se tiene. El superávit es una herramienta de liberación nacional”,
lanzó Zubillaga, solemne, sin ruborizarse, como si sus palabras no contradijeran cada uno de sus discursos previos.
Zubillaga, empresario exportador, representa, no nos engañemos, los intereses de quienes no quieren pagar la tasa portuaria. Esa misma que busca devolverle algo a Necochea de todo lo que se desgasta y rompe por el uso intensivo del puerto, mientras otros se enriquecen con nuestros recursos.
Junto a Guillermo Sánchez ,otro especialista en travestismo político, aunque ya no sabemos de qué se disfraza, porque nada le queda bien, votaron en contra de la rendición de cuentas del Ejecutivo. Sí, la misma que hasta hace no tanto defendían con uñas y dientes.
Pero esto no se trata de discutir si estuvo bien o mal votar a favor o en contra. Se trata de señalar el cambio oportunista de postura, el giro sin explicación, la incoherencia política al servicio de intereses ajenos al pueblo.
Como dijo alguna vez un kirchnerista , ya que Zubillaga los cita tanto:
“Si los raspás un poquito, son taxi”,
diría Aníbal Fernández. Y no le erraba.
Porque cuando se raspa el discurso, aparece la verdad: los verdaderos intereses detrás del acting político. Los intereses de los poderosos de siempre. De los exportadores que no quieren aportar nada. De los que prefieren llevarse todo y dejarle migajas a la ciudad.
Sí, querido lector: Bartolomé está disfrazado de oveja, pero es lobo. Está travestido políticamente. Y lo peor es que no está solo. El grupo de tres , Zubillaga, Sánchez y Amílcar, no es lo que dice ser. Y vienen con sorpresita.
Hoy, Bartolomé Zubillaga se recibió de político casta. Se dio vuelta como un carnero, y cree que cayó bien parado.
Veremos cómo sale en la foto.