En su primer discurso, el republicano no escatimó en promesas y aseguró que el país está entrando en una “nueva era de oro”.

Un regreso con sello propio

Con su característico estilo combativo, Trump delineó algunas de las políticas que impulsará en su segundo mandato. Entre los ejes centrales de su gestión, destacó su intención de reforzar la seguridad fronteriza, endurecer las políticas migratorias y desregular la economía para fomentar el crecimiento.

“Hoy comienza una era de prosperidad y grandeza para Estados Unidos. Vamos a devolverle al pueblo el país que le pertenece”, afirmó ante una multitud de seguidores que celebraban su regreso al poder.

El líder republicano también hizo referencia a la situación internacional, criticando la política exterior de la administración Biden y prometiendo un enfoque más agresivo en materia comercial y diplomática.

Desafíos y resistencia

A pesar de la euforia de sus seguidores, Trump asume en un contexto de profunda división. Su presidencia anterior estuvo marcada por múltiples controversias, incluyendo su papel en el asalto al Capitolio en 2021 y los numerosos procesos judiciales en su contra. Su regreso genera incertidumbre en sectores progresistas y entre aliados internacionales, quienes observan con cautela los próximos movimientos del mandatario.

Además, el Congreso sigue fragmentado, lo que podría dificultar la implementación de sus políticas más radicales. La oposición demócrata ya ha manifestado su intención de bloquear cualquier intento de revertir reformas clave de la administración Biden.

Un nuevo capítulo en la historia estadounidense

Con su regreso al poder, Donald Trump reescribe las reglas del juego político en Estados Unidos. Su presidencia estará marcada por el desafío de gobernar un país profundamente dividido, donde su retórica y decisiones determinarán el rumbo de los próximos cuatro años.

Mientras sus seguidores celebran la llegada de la “nueva era de oro”, sus detractores se preparan para una batalla política sin tregua.