La nota sobre la renuncia de Juan Pedro Arabarco a la política es contundente y crítica, resaltando principalmente la inconsistencia entre su discurso y sus acciones. Se pone en tela de juicio la verdadera motivación de Arabarco para incursionar en la política, sugiriendo que su participación fue más un impulso personal que un compromiso genuino con el servicio público.

El autor, Benjamín Vázquez, subraya la contradicción entre la declaración de Arabarco de no estar preparado para un cargo público y su previa candidatura a la intendencia, lo que pone en duda su juicio y preparación. La nota también señala que la facilidad con la que Arabarco ha entrado y salido de la política refleja una falta de estabilidad emocional y de compromiso, un punto que puede resonar fuertemente con aquellos que valoran la seriedad y la constancia en sus representantes.

Además, la falta de transparencia en cuanto a su situación en el Concejo Deliberante al no haber presentado formalmente su renuncia y seguir en licencia es otro punto crítico. Esto sugiere que Arabarco no ha manejado su carrera política con la claridad y la responsabilidad que se esperaría, reforzando la imagen de que su paso por la política fue improvisado y mal planificado.

En conclusión, la nota es una evaluación severa de la trayectoria política de Arabarco, pintando un cuadro de falta de vocación de servicio y cuestionando la sinceridad de sus intenciones. Es una crítica a la falta de coherencia y responsabilidad en la política, y una llamada de atención a los votantes sobre la importancia de elegir líderes con un compromiso claro y sólido.