Los militantes peronistas encolumnados en agrupaciones políticas, sindicatos y movimientos sociales se congregaron en la sede de la Universidad Nacional Tecnológica (UTN) de Avellaneda. Además de los discursos, se conmemoró el 50° aniversario del triunfo electoral de Héctor Cámpora, como candidato del Frejuli.

Tras un plenario de dos horas, donde quince comisiones debatieron y coincidieron en el mismo punto: que Cristina Kirchner sea la candidata presidencial del Frente de Todos en las próximas elecciones, el kirchnerismo dio el primer paso fuerte de un operativo clamor que empezó a encenderse sobre fines del año pasado y que ahora se busca trasladar a la calle con cierta periodicidad en las 14 semanas que restan hasta el cierre de listas.

Tras el discurso de la Vicepresidenta en Río Negro, en el que cargó contra la interna, la política económica del propio Gobierno y la Justicia, los principales líderes del kirchnerismo encabezaron este sábado un acto militante en Avellaneda para reforzar el «operativo clamor» y redoblaron, entre durísimas críticas, las presiones para que Alberto Fernández abandone sus aspiraciones de ir por la reelección.

El acto fue además el virtual lanzamiento de «La Patria es el Otro», el nuevo espacio impulsado por Andrés «Cuervo» Larroque para ampliar la organización ultra K, sumándose a un conglomerado de organizaciones como «Corriente Federal de Trabajadores» o «Nuevo Encuentro» que se encolumnan debajo de La Cámpora de Máximo y que coparon el predio destinado para el discurso de cierre.

Antes del acto central, el plenario se centró en una mesa con dirigentes y funcionarios dando algunos diagnósticos y luego micrófono abierto para repetir la línea discursiva: inconformidad con el período actual, pedido de hacer las transformaciones necesarias, equiparar salarios y redistribución, y Cristina candidata como única salida.

«Bienvenidos a la cuna de la resistencia», dijo Ferraresi para dar la bienvenida. Luego, habló el gobernador bonaerense Axel Kicillof, mientras un camión hidrante mojaba a los militantes que durante toda la tarde paseaban de carpa en carpa. «No se puede hacer peronismo sin Cristina», dijo en un pasaje de su discurso en el que pidió castigo para quienes hayan atentando contra la vida de la titular de Diputados.

Entre sus frases destacadas, el mandatario aseguró que «no le van a torcer el brazo a un gobierno popular», planteó que «la proscripción se rompe con el pueblo en la calle», y que «si el pueblo quiere a Cristina, va a ser Cristina».

Máximo Kirchner sustentó parte de su discurso con críticas al gobierno nacional. Planteó que todavía no se promulgó la ley jubilatoria «sancionada hace ya diez días». También pidió otra vez rever el acuerdo con el Fondo, y dijo que la Justicia buscan descabezar una fuerza política, en referencia en el kirchnerismo y el rol de su madre.

Kirchner no dijo explícitamente que su madre debe ser candidata. Como viene remarcando esta vez planteó que: «Hay que diseñar el espacio para que la compañera pueda volver a elegir » y que «es bastante mediocre resignarnos a que nuestro valor sea que no vuelva Macri».

Cerca del papelón

Recurriendo a los mismos latiguillos, el dirigente fue contra el FMI y las políticas macristas, y realizó una desafortunada comparación por las altas temperaturas: «También, con estos calores de Hiroshima que hay, para quienes estamos tan acostumbrados a este calor complejo…».

La frase provocó las sonrisas del gobernador de la provincia de Buenos Aires Axel Kicillof -ubicado a su izquierda- y el Ministro de Desarrollo de la Comunidad bonarense Andrés “Cuervo” Larroque -sobre la derecha-. Pero no se trató del único «percance» que experimentó el exlíder del bloque del Frente de Todos en Diputados.

Segundos después de haber hecho el paralelismo con la bomba nuclear que azotó a la ciudad japonesa, las hojas en las que estaba plasmado su discurso fueron cayendo una por una del atril que tenía frente suyo. «Y se vuelan las hojas… No importa… Ya las estudie, salvo una que tengo que leerla», dijo entre risas.

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