La ceremonia, que contará con la presencia del obispo Gabriel Mestre, se realizará el próximo martes 21 de septiembre. “Sueño con una iglesia abierta, donde todos tengamos lugar”, indicó el joven cura en Voces de la Ciudad.
Bajo la consigna “Servidor de la alegría”, el martes 21 de septiembre se realizará la ceremonia de unción del nuevo párroco de la comunidad religiosa de Santa Teresita, Gonzalo Domench, quien ya se desempeña en el rol desde hace algún tiempo, pero sin haber sido oficializado por la Diócesis.
En el día en el que la parroquia celebra su aniversario 46°, llegará desde Mar del Plata el obispo Gabriel Mestre, quien estará a cargo de la bendición, para lo que se invita a toda la comunidad a participar del rito acercando algún alimento o bebida para compartir un ágape a su término.
En el aire de la FM Vinilo 103.5 MHz, en el programa Voces de la Ciudad, el joven cura expresó alguna de sus emociones al respecto y contó cuál fue el camino recorrido antes de este día tan especial. “Llegué en diciembre, con muy pocos años de cura, todavía no tenía dos, y empezamos a caminar con la comunidad. El Obispo, primero, me encomendó siendo administrador parroquia y pude hacer el último año de seminario en la Diócesis, bajo la modalidad a distancia”.
El religioso quequenense de apenas 33 años de edad, tendrá a su cargo las capillas San Cayetano, en el Barrio 9 de julio, Inmaculada Concepción, en Avenida 74 y 47, Buen Pastor, en el Barrio Los Naranjos, y San Pablo, en calles 80 y 39; además de acompañar a la comunidad de Juan N. Fernández una vez a la semana.
“Sueño con una iglesia abierta, donde todos tengamos lugar, y no donde todos debamos coincidir”, aseveró, agregando que “hasta yo a veces no estoy ciento por ciento de acuerdo con toda la Iglesia, pero puedo encontrar un espacio donde me siento querido, acompañado y desde donde podemos trabajar para transformar muchos mundos”
Definiendo a la comunidad en la que le tocará peregrinar, que desde hacía dos años que no tenía un cura designado, el padre Gonzalo dijo que está compuesta “por gente muy humilde, muy solidaria y muy comprometida con la realidad”, y que será fundamental en su tarea abrirse a escuchar: “Hoy no dejamos lugar al otro para que hable, no decodificamos el lenguaje que no se habla, y la gente necesita que estemos acompañándola”.
“Es la comunidad más humilde, donde están los barrios más carenciados, con más pobreza y delincuencia. No podía ser que estuviera sin cura, y yo me moría de ganas por venir”, aseguró, volviendo a invitar a toda la sociedad a participar de la asunción.

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