En 11 días se inaugura la temporada de verano y la Terminal de Omnibus, hoy en manos de la comuna tras entregar el manejo que tuvo por años una cooperativa. El edificio se encuentra en absoluto estado de abandono, no hay luz ni agua, por muchas horas está cerrado pues no queda nadie para atender ni cuidar. Solo 4 empresas realizan las tareas pertinentes al traslado de pasajeros y no exageramos si denominamos a la terminal en condiciones de ruina.
Quienes van a limpiar lo hacen de lunes a viernes, y los fines de semana los baños y el resto del abandonado lugar son el emporio de la suciedad.
Se desconoce qué hará el municipio pues quedan menos de dos semanas para abrir la temporada. No funciona más el bar del hall y tampoco el kiosco, no opera la cabina de informes y todo es calamitoso.
Y bueno, si total sólo la ven los que viajan de ida y de vuelta, y sobre todo los veraneantes que ni se van a dar cuenta. A lo mejor para dejarla en condiciones habrá que esperar la promesa (que por supuesto no es garantía de que lo hagan como sucedió con el puente Ezcurra) en el 2023