El 6 de marzo de 1988, el Dodge de Edgardo Caparrós(Foto) se despistó y mató a 13 personas, entre ellas a su acompañante, Alberto Belloli. Aunque los circuitos semipermanentes desaparecieron recién en 1997, la categoría no volvió al Benedicto Campos de Quequén.
Venía con grandes tragedias mediáticas aquel verano de1988 en la Costa Atlántica. El 14 de febrero en Mar del Plata, el ex campeón mundial de box, Carlos Monzón, discutió con su esposa Alicia Muñiz quien murió tras caer de un balcón en el chalet de Parque Camet. Tres semanas más tarde, un nublado 5 de marzo, Mar del Plata despertaba asombrada con la noticia de la muerte de Alberto Olmedo al caer del 11º piso del edificio Maral 39 en confusas circunstancias. El capo-cómico disfrutaba por entonces de uno de los puntos más altos de su carrera artística y tal como pasó con Monzón, su desgracia conmocionó al país.
Un día después que el trágico final de Olmedo monopolizase la atención popular, el TC llegó al circuito Benedicto Campos de Necochea para cumplir su segunda fecha. El campeonato había arrancado en el semipermanente de Santa Teresita con polémicas y con Oscar Castellano su inicial ganador, objetado por problemas técnicos en su anaranjado Dodge. Recién el jueves anterior a la carrera de Necochea se conoció su exclusión y que Roberto Mouras era el nuevo vencedor.
“Vayan más atrás, vayan más atrás, por favor …”. Tenían la severidad de las órdenes pero también contenían las angustias de los temores, los pedidos que Eduardo Pereyra el habitual comisario deportivo de aquellos años realizaba al público para que retornase a ubicaciones seguras. En su recorrida sobre un auto particular, Pereyra se detuvo en varios lugares para lanzarles el pedido y advertirles que “si no obedecen, no se largará la carera”. El sector previo a la rotonda que desembocaba en la recta final no fue la excepción. Tampoco se diferenció de otras zonas donde tras el acatamiento inicial, con algunos insultos incluidos, y una vez que el auto de los comisarios deportivo seguía su marcha, buena parte de ese público regresaba a las peligrosas ubicaciones en las cercanías de la ruta.
La carrera se largó en una soleada y agradable mañana y las dos series se disputaron sin problemas con triunfos de Osvaldo Morresi (Chevrolet) y Oscar Angeletti (Dodge). También reinó la normalidad en el repechaje donde podían encontrar un par de lugares para la final los desafortunados de la series. El teórico podio de ese repechaje mostró a dos pilotos que con los años llegarían al trono de la ACTC. Ganó Oscar Aventin (Ford) y tercero fue, su sucesor Hugo Mazzacane, conductor aquel día de una coupé Chevrolet.
Los espectadores que perdieron la vida, en tanto, fueron: Mario Orlando (45), de Benito Juárez; Silvana de Echeverría (28), embarazada de 4 meses, de Mar del Plata; Florentina Ogger de Barberón (55), de Lobería; los niños Luis Gutiérrez (7) y Vanessa Hansen (8) y el matrimonio Víctor Luguercho (48) y Estela Hansen de Luguercho (36), de la localidad de La Dulce; Juan Amado (49) de Balcarce; Juan Carlos Etchegaray (46) y su hijo Andrés (16), de Lobería; y Alberto Villalongue (64), de Necochea. El 12, seis días después del accidente, se sumó a la lista la víctima fatal número 13: Alberto Gómez, de 43 años y oriundo de Quequén, murió en el hospital Emilio Ferreyra de Necochea. Otras 30 personas, además, sufrieron heridas, desde cortes a traumatismos.

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