El 27 de febrero de 1812, en oportunidad de inaugurar dos baterías de artillería encargadas por el gobierno, emplazadas una, Libertad, sobre la costa occidental del Paraná a la altura de la ciudad de Rosario de Santa Fe, y la otra, Independencia, en una isla distante a poco más de mil metros de esa ciudad, Belgrano presentó la nueva enseña patria ante las filas allí reunidas. Luego de haberlas arengado y formado en tropa, ordenó izarla en la barranca, frente al Paraná, informando posteriormente de esta decisión al Triunvirato de la siguiente manera: «Siendo preciso enarbolar bandera y no teniéndola la mandé hacer blanca y celeste conforme a los colores de la escarapela nacional; espero que sea de la aprobación de V.E.».
El gobierno desaprobó la medida adoptada por Belgrano, alegando razones de prudencia política, imponiéndole hacer pasar el hecho como un rasgo de entusiasmo momentáneo, como así también, que ocultara disimuladamente el nuevo emblema, recomendándole lo reemplazase por la usada en la Fortaleza de Buenos Aires, (roja y amarilla).
Pero esta comunicación, Belgrano no la recibió por haberse puesto ya en marcha hacia el norte para hacerse cargo del ejército. Por ese motivo, mandó enarbolar nuevamente la bandera de su creación, en oportunidad de celebrarse el segundo aniversario de la Revolución de Mayo, en la catedral de la ciudad de Jujuy. Luego de haber oficiado un solemne Te Deum, el canónigo Juan Ignacio Gorriti bendijo la enseña. El 29 de mayo Belgrano informó al gobierno de esta ceremonia: «… el pueblo se complacía de la señal que ya nos distingue de las demás naciones…». El Triunvirato interpretó estos hechos como una desobediencia de Belgrano, por lo que le envió una reprimenda el27dejunio, a laque el general contestó el 18dejulio, 8llanándose a la disposición de recoger la bandera, afirmando que la reservaría para el día de la batalla 6nal de la gran victoria.
Posteriormente, Ia Asamblea del año XII I resolvió permitir el uso de la bandera creada por Belgrano, pero sin dejar ninguna constancia por escrito de ello, ya que no deseaba la ruptura total con España.
El Congreso Constituyente de Tucumán la reconoció oficialmente el 20 de julio de 1 81 6, por iniciativa del diputado Esteban A. Gascón.
Esto fue dar legalidad a un hecho consumado y generalizado, ya que la bandera celeste y blanca había flameado anteriormente en distintas oportunidades de importancia: en la iglesia de San Nicolás de Buenos Aires, con motivo de la celebración de una misa de acción de gracias por el fracaso de la conspiración de Álzaga; también, el 13 febrero de 1813, Belgrano había hecho jurar a sus tropas fidelidad al gobierno de la Asamblea del año XIII, a orillas del río Pasaje (luego fue denominado Juramento), utilizando (a bandera celeste y blanca que, como ya quedara señalado, por disposición de ese organismo en el día de su instalación había sido permitida; con el triunfo de Salta (véase) del 20 de febrero de ese mismo año, donde tuvo su bautismo de fuego; cuando se rindió Montevideo, el 23 de junio de 1814, la bandera española fue reemplazada por la celeste y blanca; por último, la Fortaleza de Buenos Aires la había adoptado el 1 7 de abril de 1815.
El Director Supremo Pueyrredón solicitó al Congreso, el 9 de enero de 1818, que resolviese sobre las diferencias que estimase oportuno en el uso de las banderas.
El Congreso contestó que toda bandera nacional debía tener los dos colores, blanco y azul, como hasta ese momento, y que la de guerra luciría, como distintivo especial, un sol pintado en su franja blanca.

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